lunes, 25 de julio de 2011

Insondable misterio: Victoria vivo se biloca y pasea por Ávila

No, no me he vuelto loca de una insolación. El pasado viernes 22 por la noche se pudo ver a Tomás Luis de Victoria vivito y coleando, hablando y contando su vida por partida doble. Hubo muchos testigos que pueden atestiguarlo. En Ávila, su ciudad natal, Victoria hablaba en la catedral, escuchaba su propia música interpretada por La Colombina, caminaba y deambulaba por las naves del templo. Pero lo más chocante del caso es que otros testigos pudieron verlo, el mismo día y a la misma hora en lo más alto del adarve de la muralla, a escasos 100 metros de la catedral, también hablando y contando su vida. Una verdadera y auténtica bilocación al más puro estilo místico castellano.

Permítanme la broma en este tiempo veraniego más relajado, pero lo que cuento arriba es rigurosamente cierto: Victoria hablaba desde la muralla en las visitas teatralizadas que se realizan en este verano, como ya anunciábamos:




Pero también estaba en la catedral en el ciclo "El camino en Castilla y León", que terminaba su andadura en la catedral abulense. Como esta vez fui testigo del acontecimiento, me permito la licencia de dar mi propia opinión y crítica del espectáculo. Con la idea original y los textos de Soterraña Aguirre, la escenógrafa Ruth Rivera preparó un espectáculo sobrio pero eficaz. El actor Carlos Pinedo encarnaba la figura del músico abulense, cuya presencia revivida en la misma catedral donde se formó aportaba un plus de emoción y autenticidad. Del coro al altar mayor evolucionaba el actor y sus palabras se alternaban con fragmentos de sus piezas a cargo de La Colombina. Un señor antes de empezar preguntaba a mi lado que porqué no se habían traído a grupos ingleses para la ocasión. Espero que después de escuchar la interpretación de La Colombina no echase de menos a ningún inglés, pues estuvieron magníficos, empastadísimos, cantando con un cuidado exquisito, pero a la vez contagiando al público de la emoción de esa música. Qué pena de fotógrafos y cámaras, preocupados de inmortalizar con innumerables clics de sus cámaras un momento que requiere silencio y cuándo aprenderemos a en España echar, a desterrar de nuestros conciertos a todo tipo de fotos y cámaras. (Lo de las señoras pelando caramelitos creo que tiene peor remedio) Y no me quiero poner exquisita ni cascarrabias, pero es que veo a un fotógrafo en un concierto y me salen sarpullidos.
Volviendo a lo musical, la interpretación de La Colombina fue redonda y desde este momento les sitúo en mis altares particulares entre los mejores intérpretes de Victoria que he escuchado últimamente. Recuerdo la decepción que me llevé esta semana santa cuando escuché a The Sixteen en El Escorial, también cantando a Victoria. Aparte de la escasez casi roñosa del concierto (50 minutos sin un bis siquiera), la gelidez del ambiente del Auditorio tampoco ayudaba nada, pero su perfección se me tornó algo mecánica, como si en vez de personas, cantasen autómatas o robots. Quizá la hora extraña, al mediodía, tampoco ayudase mucho, pero recuerdo cómo salimos de la sala en silencio, mirando al suelo, con la sensación de habernos perdido algo... En cambio el viernes, la tensión del público siguiendo las evoluciones de la polifonía y la consiguiente relajación en el asiento cuando terminaban eran síntoma de la conexión entre público e intérpretes. 
Además la alternancia entre los fragmentos hablados del actor y las piezas musicales otorgaban al espectáculo una sensación cuasi-litúrgica. Como si de una misa se tratase, la palabra y la música se alternaban, permitiendo al oído el debido descanso y reanudándose cada vez el placer de la audición.
Algún detalle que me gustó especialmente fue la lectura tan particular del Caligaverunt, donde por un momento me recordaron a Allegri y su famoso Miserere cuando la voz de la soprano se elevaba sobre las demás voces, convenientemente suavizadas para darle al mayor protagonismo mientras se sentía el lamento como una flecha de sonido: "Si es dolor similis sicut dolor meus". Como dice Soterraña en sus notas al programa: parece que Victoria se expresa, no de forma subjetiva sino como "un individuo que siente y padece emociones ancestrales". Es verdad, eso es lo que sentimos el viernes los que estuvimos allí, emociones de las de verdad, emociones universales, emociones ancestrales.

Y después de esta crónica os sigo informando de las actividades relacionadas con Victoria que siguen realizándose. Precisamente La Colombina es noticia de nuevo:

  • La Colombina ha sido nombrada formación residente del Festival Laus Polyphoniae que se celebra en Amberes y que este año está dedicado a Portugal. La Colombina ofrece durante el mes de agosto tres conciertos como grupo residente. Finalmente actuarán en Utrecht con un concierto dedicado a Tomás Luis de Victoria.


  • La clausura del IV Festival de Música Antigua de Calasparra ha contado con la actuación de la Capilla del Real Conservatorio de La Haya de Holanda acompañada por la agrupación Danserye:





  • La Academia de Órgano Fray Joseph de Echevarría celebrará sus actividades en Carrión de los Condes, Palencia. Como homenaje a Victoria contarán con el musicólogo Alfonso de Vicente, que impartirá una conferencia sobre la figura del músico, del que es uno de los mayores expertos.


  • El Festival de Música Clásica de Villanueva de los Infantes(Ciudad Real) incluirá en su programación el consabido homenaje a Victoria:


  • El curso de la UAL sobre Góngora y Victoria y su tiempo está a punto de comenzar. El Festival incluye un concierto a cargo de Capella de Ministrers:



  • Iniciativas más o menos curiosas siguen homenajeando a Victoria, esta vez con clarinetes en un curso de verano en Ávila:


  • La 72 Quincena musical Donostiarra celebrará dos conciertos en homenaje a Victoria:

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